domingo, 21 de junio de 2009

Transtorno I

Esto no es una historia de amor, no es una historia de aventuras, es simplemente una historia de locura.

A Camila siempre le había gustado caminar sin rumbo alguno, había algo en el aire fresco recorriendo su rostro que la hacía sentir mejor. Se ponía los audifonos y caminaba sin destino fijo, simplemente observando a la gente que se cruzaba con ella, esa gente que parecía ser tan insignificante, pero, quizás no lo era. Era un sábado por la tarde, el sol estaba en su máximo explendor, así que camila decidió sentarse un rato en un café por el que estaba pasando; Había mesas al aire libre con sombrillas para protegerse del sol, así que camila se sentó en una de ellas y ordeno un vaso de limonada fría. Estaba tomando su bebida tranquilamente mientras observaba a la gente pasar cuando de repente un hombre se sentó en su mesa. Camila lo miró desconcertada y sin decir nada, jamás en su vida había visto a ese hombre, pero había algo en su prescencia que la perturbaba; Lo miro por unos segundos que parecieron horas, el tenía unos ojos hipnotizantes y una expresión un tanto vacía
-¿Se le ofrece algo?- Dijo Camila tratando de disimular su nerviosismo.
El hombre siguió mirandola con esos ojos que parecían un abismo eterno.
-¿Disculpe?...- Aunque Camila le hablara parecía que aquel hombre ni siquiera se inmutaba de su prescencia.
Ella ya estaba lo demasiado nerviosa para poder disimularlo, se dispuso a levantarse de la mesa cuando de repente el hombre hizo un sonido.
-¿Qué dijo?- Camila escuchó con más atención y el hombre volvió a hacer el mismo sonido
-Disculpe, pero no lo entiendo - Ella agudizó aún más su oido, pero lo único que oía era una especia de gruñido que venía de parte de aquel hombre... Tardo unos segundos en darse cuenta de que aquel hombre en realidad solo estaba gruñendo, eso hizo que Camila se perturbara más ante aquella prescencia y rápidamente se levantó de la mesa.
Atravezó el café casi corriendo y se detuvo al encontrar a un mesero
-Aquí tiene- Dijo Camila al mesero mientras le extendía unas monedas - Es por la limonada de allá - Señaló la mesa donde estaba y se dió cuenta de que aquel hombre la seguía con la mirada, el mesero miró a Camila desconcertado y ella simplemente salió lo más rápido que pudo de aquel lugar.
Siguió caminando sin darse cuenta de a donde iba ni lo que había a su alrededor, la imagen de los ojos del hombre no se le iba de la mente, era como si aquella mirada no fuera humana, estaba completamente vacia. Los pensamientos pasaban por su cabeza como estrellas fugaces, estaba demasiado confundida que ni siquiera sabía lo que hacía, así que se detuvo un momento en la banca de un parque para tranquilizarse y meditar un momento.
¿Quién era aquel hombre? y más bien ¿Porqué la había alterado tanto su prescencia?, Camila suspiró sabiendo que aquellas preguntas no tenían respuesta, así que respiro profundamente y decidió tranquilizarse ya que estar pensado en eso no la iba a llevar a nada.
Cuando parecia estar más tranquila y podía ver todo con mayor objetividad se le escapó una risa burlona
-Ja, ¿Qué me pasa? ¿Porqué me puse así?, de seguro era tan solo un tipo que no tenía nada mejor que hacer que asustar mujeres como yo- Pensó camila en voz alta decidida a olvidarse de aquel incidente y continuar su día como si nada hubiera pasado, se levantó de la banca y cuando se disponía a caminar sintió como si todo le diera vueltas... No, no lo sentía, todo estaba girando a su alrededor como un remolino infernal que parecía no detenerse, trató de sentarse de nuevo pero le era imposible tan siquiera darse cuenta de donde estaba la banca de la que se acababa de levantar, pasaron tan solo unos cuantos segundos y de repente todo dejó de girar bruscamente, camila sintió como si estuviera cayendo por un abismo, y todas las imagenes que alcanzaba a ver se fueron alejando lentamente, y lentamente todo se desvaneció.

Camila despertó con un fuerte dolor de cabeza y cuerpo en su cama... Miró a su alrededor sin poder entender que es loq ue le había pasado, estaba atónita, no entendía nada. Trató de recordar que era lo que le había pasado, pero su última memoria era la de todo desvaneciendose en el parque; Después de un rato de meditar, llegó a la conclusión de que se había desmayado, pero la verdadera incógnita era ¿Cómo había llegado a su casa? ó más bien ¿Quíen la había llevado ahí?, estaba muy confundia y sentía como si tuviera una laguna mental, se incorporó lentamente en la cama y sintió algo humedo entre las sabanas, lo tocó y se miró la mano, tardó unos segundos en comprender que aquel liquido rojo oscuro que estaba en sus manos era sangre. Se sobresaltó y salió de la cama, observo sus manos, estaban llenas de sangre, exámino su cuerpo y vió que no tenía ninguna herida, así que no podía ser su sangre. Camila se acercó lentamente a la cama, un poco nerviosa y quito las sabanas, lo que vió casi la hace desmayarse de nuevo.
La cama estaba total y completamente llena de sangre, camila estaba horrorizada, se tapó la boca con las manos ensagrentadas para evitar gritar, ¿Qué diablos estaba pasando?...
Miró su habitación, había rastros por todo el suelo, salió del cuarto y comenzó a examinar la casa, venían desde la puerta y allí se detenian, estaban por toda la casa. Camila estaba completamente confundida, horrorizada y asustada ¿De dónde había salido toda esa sangre?
Se sentía tan alterada que abrió su gaveta de medicamentos y se tomó unas pastillas para tranquilizarse, pero se encontraba tan desconcertada que se paso de la dosis, así que se sentó en el sofá un momento y allí se quedó profundamente dormida.

¿Quieres que continúe esta historia?
¡Escríbelo abajo!

2 comentarios: